sábado, 16 de enero de 2016

La importancia de la educación elemental

http://extramasquemusicaylibros.blogspot.com.es/2015/12/joy-el-proposito-definitivo-de-la-vida.html
http://www.fiuxy.net/ebooks-gratis/3898163-el-elemento-ken-robinson-pdf-epub-mobi-fb2.html
http://roberjames92.tumblr.com/post/137830584580/la-importancia-de-la-educación-elemental

Fragmentos del libro:

Prólogo
Es muy posible que Ken Robinson, el que más ha insistido en la necesidad de estimular el talento, la
creatividad y la vocación artística, el que más claramente apostó contra viento y marea por la no
jerarquización de las competencias —no tiene sentido que en los sistemas educativos, la Física figure
siempre en primer lugar y la Danza en el último—, intuyera sin ser consciente de ello que los últimos
descubrimientos científicos iban a revolucionar los sistemas educativos.
¿Cuáles eran las grandes revelaciones del pensamiento científico, que permitieron a Ken Robinson
dar por sentada la consecución de algo que todos habían soñado, pero nadie conseguido hasta ahora?
En los últimos veinte años, los investigadores más tenaces pero no necesariamente los más
conocidos han aflorado tres grandes tipos de sorpresas. La primera fue la magnitud insospechada del
inconsciente; se acumulaban allí procesos cognitivos de una complejidad inigualada por el
pensamiento consciente. En contra de los abanderados por científicos como Crick —que supo
desentrañar el secreto de la vida o el origen del genoma humano—, ahora estábamos descubriendo que el inconsciente abriga la mayor parte del conocimiento. Resulta que la intuición tan despreciada y
postergada con relación al pensamiento consciente, era una fuente de conocimiento tan válida como la razón. La capacidad de conocer inteligentemente, se había más que duplicado.
El segundo gran descubrimiento que aportó las bases para que Robinson pudiera hacer de las suyas
y revolucionar la gestión del talento, vino de la mano de una gran científica inglesa empeñada en saber por qué la experiencia individual podía incidir y transformar, incluso, las estructuras cerebrales y genéticas. Lo descubrió comprobando que el volumen del hipocampo —el órgano cerebral de la
memoria—, de los taxistas de Londres empeñados en aprobar el duro examen para obtener el título de
conductor, era netamente mayor que el de los ciudadanos de Londres que no preparaban el examen. Se zanjó así el interminable debate entre los que explicaban la conducta de la gente por su herencia
genética y los que no querían, de modo alguno, menospreciar el papel de la experiencia individual,
incluso para alterar la estructura cerebral. El campo quedaba abierto para conquistar el mundo; para
vencer el miedo si se adoptaban determinadas actitudes.
Walter Mischel, de la Universidad de Columbia, pudo descifrar, además, la ventana del tiempo.
¿Cuándo era mejor o más rentable aprender las nuevas competencias para triunfar en la vida, como
saber gestionar sus emociones evitando el miedo por encima de todo; no jerarquizar las distintas
disciplinas otorgando a la creatividad el papel prioritario que le corresponde; identificar el llamado
«elemento» cuya ejecución le identifica a uno con su razón de ser, ya sea profundizar en el ejercicio
de la danza, o de las matemáticas.
El «elemento» es, posiblemente, el mensaje central del libro que lleva ese nombre. Como explica
con enorme claridad el autor, vale la pena invertir el tiempo que haga falta en encontrarlo y el
esfuerzo para adecuarse al nuevo entorno, cuando se constata que no era el habitual. Ahora bien, no
basta solamente con hallar el «elemento» —y ese es un mensaje cuyo valor no puede sobreestimarse
—; es preciso dominarlo, profundizar en su conocimiento, controlarlo. Eso requiere esfuerzo
continuado y mucho talento.
Es posible que una gran parte del público e instituciones ignoren durante un tiempo el mensaje de
Ken Robinson, a quien tuve la suerte de conocer en Los Ángeles, California. No porque resulta difícil
de asimilar, sino porque profundizar y controlar las nuevas competencias para vivir, comporta
cambios tan trascendentales que la gente y las instituciones se lo pensarán dos veces antes de cruzar el río. Hay una cosa de la que estoy seguro: tarde o temprano no tendremos más remedio que cruzar elrío e iniciar la revolución más importante de las que ha habido: conocerse por dentro, gestionarse a sí mismo y poder entonces abordar la tarea de controlar lo que está fuera.
Eduard Punset, enero de 2012
(...)
Educación elemental
El tema fundamental de este libro es que nos urge hacer un uso más completo de nuestros recursos
naturales. Algo imprescindible para alcanzar nuestro bienestar y la salud de nuestra comunidad. Se
supone que la educación es el proceso que desarrolla todos los recursos. Pero, por todas las razones
que he expuesto, a menudo no lo es. Muchas de las personas de las que he hablado en este libro
afirman que durante su escolarización no descubrieron realmente sus verdaderos talentos. No es una
exageración decir que muchas de ellas no hallaron sus verdaderas habilidades hasta que dejaron el
colegio: hasta que superaron la educación recibida. Como dije al principio, no creo que los profesores
sean la causa del problema. Se trata de un problema común a la naturaleza de nuestros sistemas
educativos. De hecho, los verdaderos desafíos a los que se enfrenta la educación solo se solucionarán
confiriendo el poder a los profesores creativos y entusiastas y estimulando la imaginación y la
motivación de los alumnos.
Las ideas y los principios fundamentales del Elemento tienen consecuencias para cada una de las
áreas educativas. El plan de estudios de la educación del siglo XXI debe transformarse radicalmente.
He descrito la inteligencia como diversa, dinámica y singular. He aquí lo que esto significa para la
educación. Primero, tenemos que suprimir la actual jerarquía de las asignaturas. Dar mayor
importancia a unas asignaturas que a otras solo consolida los anacrónicos supuestos del industrialismo
y ofende el principio de diversidad. Demasiados estudiantes pasan por una educación en la que se
marginan o desatienden sus talentos naturales. El arte, las ciencias, las humanidades, la educación
física, las lenguas y las matemáticas tienen idénticas y centrales contribuciones que hacer en la
educación de un alumno.

Segundo, tenemos que cuestionar la idea de las «asignaturas». Durante generaciones hemos
fomentado la creencia de que el arte, las ciencias, las humanidades y el resto son totalmente diferentes entre sí. Pero la verdad es que tienen mucho en común. Hay mucha técnica y objetividad en el arte, de la misma forma que hay pasión e intuición en las ciencias. El concepto de asignaturas separadas que no tienen nada en común falta al principio de dinamismo.
Los sistemas escolares no deben basar sus planes de estudio en la idea de asignaturas distintas y
separadas entre sí, sino en la idea mucho más fértil de disciplinas. Las matemáticas, por ejemplo, no
son solo un conjunto de información que se tiene que aprender, sino un esquema complejo de ideas,
habilidades prácticas y conceptos. Es una disciplina, o más bien un conjunto de disciplinas. Y lo
mismo puede decirse del teatro, el arte, la tecnología, etc. El concepto de disciplina posibilita un plan
de estudios fluido y dinámico que sea interdisciplinario.
Tercero, el plan de estudios tiene que ser personalizado. El aprendizaje acontece en la mente y el
alma de los individuos, no en las bases de datos de exámenes tipo test. Dudo que haya muchos niños
que salten de la cama por la mañana preguntándose qué pueden hacer para mejorar su calificación en
lectura. El aprendizaje es un proceso personal, sobre todo si nos interesa acercar a la gente al
Elemento. Los procesos educativos actuales no tienen en cuenta los estilos individuales de aprendizaje ni el talento. De ese modo, ofenden el principo de individualidad.

Muchas de las personas cuyas historias he contado en este libro estarían de acuerdo con todo esto.
Para ellos, la liberación llegó cuando encontraron aquello que les apasionaba y pudieron dedicarse a
ello. Como dice Don Lipski: «Lo principal es animar a los niños a que sigan cualquier cosa que los
entusiasme. Cuando me interesé por la magia, recibí gran estímulo y apoyo. Me dediqué a la magia de la misma forma que ahora hago trabajos de arte. Un niño puede estar obsesionado con el béisbol, no lo practique y sepa todas las estadísticas de los jugadores y quién tendría que ser vendido a qué equipo.
Tal vez parezca algo inútil, pero a lo mejor ese niño acabará siendo el presidente de un equipo de
béisbol. Si un niño es el único de la clase aficionado a la ópera, se le tendría que dar validez y
estímulo. Sirva para lo que sirva, el entusiasmo es el aspecto principal que debe desarrollarse».
El Elemento tiene consecuencias para la enseñanza. Demasiados movimientos de reforma
educativos están diseñados para que la educación esté a prueba de profesores. Los sistemas de mayor
éxito del mundo toman la posición contraria. Invierten en profesores. La razón de ello es que las
personas tienen más éxito cuando hay otras que entienden sus talentos, desafíos y habilidades. Este es
el motivo por el que la tutela es una fuerza tan útil en la vida de tantas personas. Los grandes
profesores siempre han entendido que su verdadero papel no es enseñar una asignatura, sino instruir a
los alumnos. La tutela y el entrenamiento son el pulso vital de un sistema educativo vivo.

El Elemento tiene consecuencias en las evaluaciones. La cultura y las pruebas estandarizadas están
estrangulando constantemente a la educación. La ironía es que estas pruebas no están aumentando los
estándares excepto en algunas zonas muy determinadas y a costa de lo que en realidad más importa en educación.
Para tener un poco de perspectiva, comparemos los procesos de control de calidad en educación con
los de un campo totalmente distinto: la restauración. Este negocio tiene dos modelos distintos de
control de calidad. El primero es el modelo de comida rápida. En este, la calidad de la comida está
garantizada porque todo está estandarizado. Las cadenas de comida rápida especifican exactamente de qué se compone el menú de todas sus tiendas de distribución. Especifican qué tiene que haber en las hamburguesas o en los nuggets, el tipo de aceite en el que tienen que freírse, el panecillo en el que
tienen que servirse, cómo se tienen que hacer las patatas fritas, lo que tiene que haber en las bebidas, y exactamente cómo tienen que servirse. Especifican la decoración del espacio y cómo se tiene que
vestir el personal. Todo está estandarizado. A menudo todo es horrible y a fin de cuentas malo para ti.
Muchas clases de comida rápida están contribuyendo a la extensión generalizada de la obesidad y de
la diabetes en todo el mundo. Pero por lo menos la calidad está garantizada.
El otro modelo de control de calidad en el mundo de la restauración es la guía Michelin. En este
modelo, las guías establecen un sistema de criterios específicos de excelencia, pero no explican con
todo detalle cómo los restaurantes tienen que cumplir esos criterios. No dicen qué tiene que haber en
el menú, cómo tiene que ir vestido el personal, o cómo tienen que estar decorados los locales. Todo
eso lo elige cada restaurante. Las guías solo establecen los criterios, y depende de cada restaurante
cumplirlos de la forma que consideren mejor. Luego se los juzga no según estándares impersonales,
sino según la valoración de expertos que saben qué buscan y cómo es en realidad un gran restaurante.
El resultado es que todos los restaurantes de la guía Michelin son fantásticos. Y todos son únicos y
diferentes entre sí.
Uno de los problemas esenciales de la educación es que la mayoría de los países someten a sus
colegios al modelo de control de calidad de las cadenas de comida rápida cuando, en lugar de eso,
deberían adoptar el modelo Michelin. El futuro de la educación no está en estandarizar sino en
personalizar; no en promover el pensamiento grupal y la «despersonalización», sino en cultivar la
verdadera profundidad y el dinamismo de las habilidades humanas de todo tipo. En el futuro, la
educación tiene que ser Elemental.

Epílogo
Encontrar el Elemento en ti mismo es imprescindible para que descubras lo que de verdad puedes
hacer y quién eres en realidad. En cierto modo, se trata de una cuestión muy personal. Te concierne a
ti y a las personas que conoces y por las que sientes cariño. Pero aquí también se esconde una gran
controversia. El Elemento tiene poderosas implicaciones a la hora de decidir cómo dirigir nuestros
colegios, negocios, comunidades e instituciones. Los principios básicos del Elemento están arraigados en una concepción orgánica más amplia del crecimiento y el desarrollo humanos.
Antes afirmé que no vemos el mundo directamente. Lo percibimos a través de marcos de ideas y
creencias que hacen las veces de filtros sobre lo que vemos y cómo lo vemos. Algunas de estas ideas
están tan profundamente arraigadas en nosotros que ni siquiera somos conscientes de ellas. Nos llegan como simple sentido común. Sin embargo, a menudo aparecen en las metáforas e imágenes que utilizamos para pensar acerca de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.

La ciencia moderna ha cambiado las metáforas, y al hacerlo ha cambiado nuestra comprensión del funcionamiento del universo.
Sin embargo, en la actualidad todavía utilizamos habitualmente metáforas mecanicistas y
tecnológicas para describirnos a nosotros mismos y a nuestras comunidades. A menudo oigo hablar a
la gente acerca de la mente como de un ordenador; acerca de inputs y outputs mentales, de
«descargar» sus sentimientos o de estar «conectados» o «programados» para comportarse de cierto
modo.
Si trabajas en cualquier tipo de organización, puede que alguna vez hayas visto un organigrama
empresarial. Normalmente estos consisten en una serie de recuadros en los que se indica el nombre o
la función de los trabajadores y en dibujos de líneas rectas que muestran la jerarquía entre ellos. Estos
organigramas suelen parecer dibujos arquitectónicos o diagramas de un circuito eléctrico, y refuerzan
la idea de que los organismos son realmente como mecanismos, con partes y funciones que solo
contactan entre sí en cierto modo.
El poder de las metáforas y de las analogías es que indican las similitudes, y sin duda hay ciertas
semejanzas en la forma de funcionar de los ordenadores sin vida y las mentes vivas. No obstante, está
claro que nuestra mente no es un sistema en estado sólido dentro de una caja de metal que se apoya
sobre los hombros. Y las organizaciones humanas no son en absoluto como mecanismos; están
formadas por personas con vida que se rigen por sentimientos, principios y relaciones. Los
organigramas nos muestran la jerarquía, pero no captan cómo se siente la organización ni cómo
funciona en realidad. El hecho es que las organizaciones y las colectividades humanas no son como
los mecanismos: se parecen mucho más a los organismos.

La crisis climática
Hace poco estuve en un museo de historia natural. Es un lugar fascinante. Hay salas dedicadas a
diferentes especies de criaturas. En una de ellas había una exposición de mariposas, maravillosamente
ordenadas con gracia en vitrinas de cristal, prendidas por el cuerpo con alfileres, etiquetadas con gran
minuciosidad y muertas. El museo las clasificó por especies y tamaños, las más grandes en la parte
superior y las más pequeñas en la inferior. En otra sala había escarabajos clasificados del mismo
modo, por especie y tamaño, y en otra había arañas. Ordenar estos animales por categorías y
exhibirlos en vitrinas separadas es una manera de pensar sobre ellos, y es muy instructivo. Pero no es
así como están en el mundo. Cuando sales del museo, no ves a las mariposas volando en formación:
las más grandes delante y las pequeñas detrás. No ves a las arañas corriendo en columnas
disciplinadas, donde las más pequeñas cubren la retaguardia, en tanto que los escarabajos mantienen
una respetuosa distancia. En su estado natural, estos animales tropiezan entre sí. Viven en ambientes
complicados e interdependientes, y su suerte está relacionada con la del otro.
Pasa exactamente lo mismo con las comunidades humanas, las cuales se enfrentan al mismo tipo de
crisis que en la actualidad afrontan los ecosistemas del medio ambiente natural. La analogía aquí es
fuerte.

Desde el principio de la era industrial, los seres humanos parecen ver la naturaleza como un depósito infinito de recursos útiles para la producción industrial y la prosperidad material. Hemos extraído minerales de la tierra, perforado capas de piedra para obtener petróleo y gas,
y talado los bosques para conseguir pastos. Todo esto parecía relativamente sencillo. El lado negativo
es que trescientos años después el mundo natural jadea y nos enfrentamos a la gran crisis del
aprovechamiento de los recursos naturales de la Tierra.
Las pruebas que demuestran esto son tan contundentes que algunos geólogos dicen que estamos
entrando en una nueva era geológica. El último período glacial acabó hace ya diez mil años. Los
geólogos llaman Holoceno al período comprendido entre la era glacial y la actualidad. Algunos llaman
Antropoceno a la nueva era geológica, del griego anthropos, que significa «hombre». Dicen que el
impacto de la actividad humana sobre la geología y los sistemas naturales de la Tierra ha dado lugar a
esta nueva era geológica. Los efectos comprenden la acidificación de los océanos, nuevos modelos de
sedimentos, la erosión y corrosión de la superficie de la Tierra, y la desaparición de miles de especies
de animales y plantas. Los científicos creen que esta crisis es real y que tenemos que plantearnos
hacer un cambio profundo durante las siguientes generaciones si queremos evitar una catástrofe.
Con una crisis climática probablemente ya tengas bastante. Pero creo que hay otra igual de urgente
y cuyas consecuencias son tan trascendentales como la que estamos observando en el mundo natural.
No hablo de la crisis de los recursos naturales. Me refiero a una crisis de recursos humanos. Es la otra
crisis climática.

La otra crisis climática
La perspectiva global del mundo occidental dominante no se basa en ver sinergias y conexiones sino
en hacer distinciones y ver diferencias. Este es el motivo por el que prendemos mariposas con alfileres en vitrinas separadas de las de los escarabajos, y enseñamos asignaturas separadas en los colegios.
Gran parte del pensamiento occidental da por hecho que la mente está separada del cuerpo y que los
seres humanos están de algún modo separados del resto de la naturaleza. Puede que esta sea la razón
por la que tanta gente no parece entender que aquello que introduce en su cuerpo afecta a su
funcionamiento y a la forma en la que piensa y siente. Puede que sea el motivo por el que tantas
personas no parecen entender que la calidad de su vida depende de la calidad del medio ambiente, y de lo que introducen y sacan de él.
La proporción de enfermedades físicas que nos autoinfligimos a causa de una mala nutrición y de
los trastornos alimentarios es un ejemplo de la crisis de los recursos humanos. Deja que te dé algunos
ejemplos más. Estamos viviendo en una época en la que cientos de millones de personas logran llegar
al final del día gracias a medicamentos que se venden con receta para tratar depresiones y otras
enfermedades emocionales. Los beneficios de las compañías farmacéuticas están subiendo
vertiginosamente, mientras que la energía de sus consumidores continúa bajando en picado. La
dependencia de los medicamentos de venta sin receta y del alcohol, especialmente entre los jóvenes,
también está aumentando a gran velocidad. Así como el índice de suicidios. Todos los años hay más
muertes por suicidio en todo el mundo que por causa de los conflictos armados. Según la Organización
Mundial de la Salud, hoy día el suicidio es la tercera causa más alta de muerte entre jóvenes de quince a treinta años.

A comienzos de la Revolución Industrial, apenas había gente en el mundo. En 1750, vivían en el
planeta mil millones de personas. Había que contar a toda la población humana para llegar a esos mil
millones. Sé que parecen muchas personas, y hemos dicho que el planeta es relativamente pequeño.
Pero es lo suficientemente grande para que mil millones de personas se extendieran con razonable
comodidad.

En 1930 había dos mil millones de personas. Solo hicieron falta ciento ochenta años para que la
población se duplicara. Pero todavía quedaba espacio de sobra para que la gente se moviera con
holgura. Solo hicieron falta cuarenta años más para llegar a los tres mil millones. Cruzamos ese
umbral en 1970, poco después del verano del amor, que estoy seguro que fue una coincidencia.
Después de esto el crecimiento fue espectacular. La Nochevieja de 1999 estábamos compartiendo el
planeta con otros seis mil millones de personas. La población humana se ha duplicado en treinta años.
Algunas estimaciones apuntan a que alcanzaremos los nueve mil millones a mediados del siglo XXI.
Otro factor es el crecimiento de las ciudades. De los mil millones de personas que vivían en la
Tierra en los albores de la Revolución Industrial, solo el 3 por ciento residía en la ciudad. En 1900, el
12 por ciento de los casi dos mil millones de personas vivía en la ciudad. En 2000, casi la mitad de los seis mil millones de personas habitaba en la ciudad. Se estima que en 2050 más del 60 por ciento de los nueve mil millones de seres humanos serán urbanos. En 2020 puede que haya más de quinientas ciudades en la Tierra cuya población superará el millón de habitantes, y más de veinte megaciudades cuyas poblaciones superarán los veinte millones.
Algunas de estas ciudades enormes estarán en los llamados países desarrollados. Estarán bien
planificadas, con centros comerciales, puestos de información e impuestos sobre la propiedad. Pero el
crecimiento real no está ocurriendo en esas partes del mundo. Está sucediendo en el llamado mundo
en vías de desarrollo: zonas de Asia, de América del Sur, de Oriente Próximo y África. Muchas de
estas ciudades de crecimiento descontrolado serán en su mayoría barrios de chabolas, construidos por
sus moradores y con escasas condiciones de salubridad, poca infraestructura y apenas ningún servicio
de apoyo social. Este enorme crecimiento de las dimensiones y la densidad de las poblaciones
humanas del mundo entero presenta grandes desafíos. Requiere que afrontemos la crisis de los
recursos naturales con urgencia. Pero también exige que nos enfrentemos a la crisis de los recursos
humanos y que enfoquemos de una manera diferente las relaciones entre ambas. Todo esto indica la
pujante necesidad de que surjan nuevas formas de pensar y nuevas metáforas sobre las comunidades
humanas y de cómo proliferan o decaen.
Durante más de trescientos años, las imágenes del industrialismo y el método científico han
dominado el pensamiento occidental. Es hora de cambiar de metáforas. Tenemos que ir más allá de lasmetáforas lineales y mecanicistas y llegar a metáforas más orgánicas del crecimiento y el desarrollo humanos.
Un organismo vivo, como una planta, es complejo y dinámico. Cada uno de sus procesos internos
afecta a, y depende de, los demás, pues sostienen la vitalidad de todo el organismo. Esto también es
cierto en los hábitats en los que vivimos. La mayoría de los seres vivos solo pueden florecer en ciertos
tipos de ambientes, y las relaciones entre ellos a menudo son muy especializadas. Las plantas sanas y
fructíferas toman los nutrientes que necesitan de su medio ambiente. Sin embargo, al mismo tiempo,
su presencia ayuda a sostener el medio ambiente del que dependen. Hay excepciones, como los
cipreses de Lyland, que parecen tomar posesión de todo lo que se ponga por delante. ¿Entiendes la
idea? Lo mismo puede decirse de todas las criaturas y los animales, nosotros incluidos.

Apuntar alto
Para crecer, necesitamos que se den las condiciones correctas en nuestros colegios, negocios y comunidades, así como en nuestra vida personal. Si las condiciones son las adecuadas, las personas crecen en sinergia con la gente que les rodea y con los entornos que forman. Si las condiciones son malas, las personas se protegen, a sí mismas y a sus ansiedades, de los vecinos y del mundo. Algunos elementos para nuestro desarrollo están en nuestro interior. Incluyen la necesidad de desarrollar nuestras aptitudes naturales únicas y nuestras pasiones personales. Encontrarlas y alentarlas es el camino más seguro de garantizar nuestro crecimiento y nuestra realización como individuos.
Si descubrimos el Elemento en nosotros mismos y animamos a los demás a que encuentren el suyo,
las oportunidades para el crecimiento serán infinitas. Si dejamos de hacerlo, puede que salgamos
adelante, pero nuestra vida será más aburrida. Esta no es una nueva forma de ver las cosas. Es un punto de vista antiguo sobre la necesidad de que exista equilibrio y realización en nuestra vida, así como de que haya sinergia con la vida y aspiraciones de otras personas. Es una idea que se pierde con facilidad en nuestras actuales formas de existencia.
Las crisis en el mundo natural y humano están relacionadas entre sí. Jonas Salk fue el científico
pionero que elaboró la vacuna contra la poliomielitis. Como alguien que contrajo la polio en la década de los cincuenta, siento cierta afinidad con lo que fue la pasión de su vida. Al final de su vida, Salk hizo una observación provocadora que abordaba las dos formas de crisis climáticas: «Es interesante pensar que si desaparecieran todos los insectos de la faz de la Tierra, todas las demás formas de vida acabarían al cabo de cincuenta años». Entendió, como Rachel Carson, que los insectos que pasamos tanto tiempo intentando erradicar son hilos fundamentales de la intrincada red de la vida en la Tierra.
Y añadió: «Pero si todos los seres humanos desapareciésemos de la Tierra, todas las demás formas de
vida florecerían al cabo de cincuenta años».
Lo que quiso decir es que en la actualidad nos hemos convertido en el problema. Nuestra
extraordinaria capacidad de imaginación ha dado lugar a los mayores logros humanos: nos ha llevado
de las cuevas a las ciudades, de los pantanos a la Luna. Pero hoy día corremos el riesgo de que nuestra imaginación nos falle. Hemos llegado lejos, pero no lo suficiente. Todavía somos demasiado
intolerantes y pensamos demasiado a fondo acerca de nosotros mismos como individuos y como
especie, y muy poco acerca de las consecuencias de nuestras acciones. Para aprovechar al máximo
nuestro tiempo juntos en este pequeño y abarrotado planeta, tenemos que desarrollar —consciente y
rigurosamente— nuestras facultades creativas dentro de un marco diferente del designio de la
humanidad. Miguel Ángel dijo una vez: «El mayor peligro para la mayoría de nosotros no es que
nuestras aspiraciones sean muy altas y las desaprovechemos, sino que son demasiado humildes y las
alcanzamos». Tenemos que aspirar alto y estar decididos a lograrlo.
Para hacerlo, todos nosotros individualmente y todos nosotros juntos, tenemos que descubrir el
Elemento.

Notas
CAPÍTULO 1. EL ELEMENTO
Gillian Lynne: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
Matt Groening: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
Paul Samuelson, «How I Became an Economist»,
http://nobelprize.org/nobel_prizes/economics/articles/samuelson-2/index.html.
CAPÍTULO 2. PENSAR DE FORMA DIFERENTE
Mick Fleetwood: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
Sentidos: Kathryn Linn Geurts, Culture and the Senses: Bodily Ways of Knowing in an African
Community; University of California Press, Berkeley y Los Ángeles, 2003.
—Andrew Cook, «Exploding the Five Senses», http://www.hummingbirdone.
co.uk/humanbeing/five.html.
Bart Conner: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
CI, SAT y eugenesia: Strydom, Jan y Du Plessis, Susan, «IQ Test: Where Does It Come From and What Does It Measure?», http://www.audiblox2000.com/dyslexia_dyslexic/dyslexia014.htm.
—«Timing of IQ Test Can Be a Life or Death Matter», Science Daily Magazine, 6 de diciembre de
2003.
—«The Future of SAT»: http://chronicle.com/colloquylive/2001/10/SAT/.
—Alan Stoskepf: «The Forgotten History of Eugenics»,
http://www.rethinkingschools.org/archive/13_03/eugenic.shtml.
Alexis Lemaire: http://www.news.com.au/story/0,23599,22768356-13762,00.html.
Gordon Parks: Grundberg, Andy, «Gordon Parks, a Master of the Camera, Dies at 93», New York
Times, 8 de marzo de 2006.
—Corey Kilgannon, «By Gordon Parks, A View of Himself and, Yes, Pictures», New York Times , 7 de julio de 2002.
—http://www.pbs.org/newshour/bb/entertainment/jan-jun98/gordon_1-6.html.
—http://www.aaa.si.edu/collections/oralhistories/trascripts/parks64.htm.
R. Buckminster Fuller: http://www.designmuseum.org/design/r-buckminster-fuller.
Albert Einstein: Isaacson, Walter, Einstein: His Life and Universe, Simon & Schuster, Nueva York,
2007.
CAPÍTULO 3. MÁS ALLÁ DE LA IMAGINACIÓN
Faith Ringgold: la mayor parte del material de este fragmento procede de una entrevista llevada a
cabo por el autor. Los detalles adicionales proceden de
http://www.faithhringgold.com/ringgold/bio.htm.
Russell, Bertrand, A History of Western Philosophy, and Its Connection with Political and Social
Circumstances from the Earliest Times to the Present Day, Simon & Schuster, Nueva York, 1945.
Fotos planetarias: ilustraciones de Pompei AD, Nueva York.
Los Traveling Wilburys: entrevista original con John Beug, ejecutivo sénior de Warner Music Group.
—http://www.travelingwilburys.com/theband.html.
—http://www.headbutler.com/music/traveling_wilburys.asp.
Richard Feynman: Feynman, Richard Phillips, y Sykes, Christopher, No Ordinary Genius: The
Illustrated Richard Feynman, W. W. Norton, Nueva York, 1994.
Ridley Scott: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
Paul McCartney: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
CAPÍTULO 4. EN LA ZONA
Ewa Laurance: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
Aaron Sorkin: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
Eric Clapton: http://www.moretotheblues.com/clapton_sessions.html.
Jochen Rindt: http://www.evenflow.co.uk/mental.html.
Wilbur Wright: http://www.pilotpsy.com/flights/11.html.
Monica Seles: M. Krug, entrevista personal con Monica Seles, 1999.
Fluir: Csikszentmihalyi, Mihaly, Fluir: Una psicología de la felicidad, Kairos, Barcelona, 1996.
Black Ice: Simóne Banks, «Black Ice», Scheme, 4 de febrero de 2007.
—http://www.musicremedy.com/b/Black_Ice/album/The_Death_of_Willie_Lynch-3238.html.
Mapeo mental: http://www.imindmap.com.
The Myers-Briggs Type Indicator: Pittenger, David J., «Measuring the MBTI… and Coming Up Short»,
Journal of Career Planning & Placement, otoño de 1993.
—http://www.juliand.com/psychological_type.html.
—http://www.teamtechnology.co.uk/tt/t-articl/mb-simpl.htm.
Hermann Brain Dominance Instrument: http://www.juliand.com/thinking_style.html.
Terence Tao: http://blog.oup.com/2006/09/interview_with_/.
—http://www.college.ucla.edu/news/05/terencetaomath.html.
CAPÍTULO 5. ENCONTRAR TU TRIBU
Meg Ryan: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
Don Lipski: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
Pilcher, Helen: «A Funny Thing Happened on the Way to the Lab», Science, 6 de diciembre de 2002.
Brian Ray: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
Debbie Allen: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
Michael Polanyi: «The Republic of Science: Its Political and Economic Theory», Knowing and Being,University of Chicago Press, Chicago, 1969.
Dylan, Bob, Crónicas, vol. 1, RBA Libros, Barcelona, 2007.
Collins, Randall, The Sociology of Philosophies: A Global Theory of Intellectual Change, Belknap
Press, Cambridge, Mass., 1998.
Leonard, Dorothy y Swap, Walter, «Gurus in the Garage», Harvard Business Review, noviembre-diciembre de 2000.
Grandes grupos: Bennis, Warren, G. y Biederman, Patricia Ward, Organizing Genius: The Secrets of
Creative Collaboration, Perseus Books, Nueva York, 1997.
Kind of Blue: Evans, Bills, notas de la carátula del álbum Kind of Blue, de Miles Davis, Columbia
Records, 1959.
Abraham Lincoln: Goodwin, Doris Kearns, Team of Rivals: The Political Genius of Abraham Lincoln, Simon & Schuster, Nueva York, 2005.
Robert Cialdini: Eshleman, Alan, «BIRGing, CORFing and Blasting», San Francisco Chronicle, 20 de noviembre de 2002.
Comportamiento del fan:
http://www.tcw.utwente.nl/theorieenoverzicht/Theory%20clusters/Interpersonal%20Communication%—http://www.units.muohio.edu/psybersite/fans/sit.shtml.
Howard Cosell, Cosell, Playboy Press, Chicago, 1973.
—I Never Placed the Game, William Morrow, Nueva York, 1985.
Billy Connolly: Stephenson, Pamela, Billy, HarperCollins, Nueva York, 2001.
CAPÍTULO 6. ¿QUÉ PENSARÁN LOS DEMÁS?
Chuck Close: Marmor, Jon, «Close Call», Columns: The University of Washington Alumni Magazines, junio de 1997.
—http://www.aaa.si.edu/collections/oralhistories/transcripts/close87.htm.
Compañía de Danza CandoCo: Tay, Malcolm, «In the Company of Able (D) Dancers», Flying Inkpot,
2 de octubre de 2000.
Coelho, Paulo, op-ed, Indian Express, 7 de febrero de 2006.
—http://www.worldmind.com/Cannon/Culture/Interviews/coelho.html.
Arianna Huffington: todo el material de este fragmento procede de una entrevista para este libro.
Pensamiento grupal: Harris, Judith Rich, The Nurture Assumption: Why Children Turn Out the Way
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Sir Ken Robinson es un experto mundial en el desarrollo del potencial humano. Ha colaborado con
múltiples gobiernos europeos y asiáticos, entidades internacionales, empresas de primera línea,
sistemas educativos y algunas de las organizaciones culturales de mayor proyección en el mundo. Es
británico de nacimiento pero se trasladó a vivir a Los Ángeles con su esposa Terry y sus dos hijos.
Lou Aronica es autor de dos novelas y coautor de varias obras de no ficción. Vive en Connecticut con
su esposa Kelly y sus cuatro hijos.

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