lunes, 1 de diciembre de 2014

Walt Whitman

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Entre los poetas mas revolucionarios mas humildes se encuentra Walt Whitman, que incluso hoy en dia es una fuente de influencia bastante fuerte:
Walt Whitman
(1819-1892)

Surgirá un nuevo orden
y sus hombres serán
los sacerdotes del hombre,
y cada hombre será
su propio sacerdote.

NO TE DETENGAS
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
La mayoría vive en un silencio espantoso.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
que es casi un deber.
sí pueden cambiar el mundo.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
el silencio.
No te resignes.
Huye.
dice el poeta.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
La sociedad de hoy somos nosotros:
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas ...
de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida
Los "poetas vivos".
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas ...
LO QUE SOY DESPUÉS DE TODO
¿Qué soy, después de todo, más que un
niño complacido con el sonido
de mi propio nombre? Lo repito una y otra
vez,
Me aparto para oírlo -y jamás me canso de
escucharlo.
También para ti tu nombre:
¿Pensaste que en tu nombre no había otra
cosa que más de dos o tres inflexiones?
Con el reflujo del océano de la vida
" (...) Mientras recorro las playas que no conozco
mientras escucho la endecha
las voces de los hombres y mujeres náufragos
mientras el océano, tan misterioso
se aproxima a mi cada vez más
un puñado de arena y hojas muertas
oprimido por el peso de mi mismo
pues me he atrevido a abrir la boca
jamás he sospechado qué o quién soy
a no ser que, ante todos mis arrogantes poemas
señero, apartado, escarneciéndome con señas y reverencias burlonamente amables
mientras aspiro las brisas impalpables que me asedian
yo no soy sino un insignificante madero abandonado por la resaca
y me confundo con las arenas y con los restos del naufragio.
Oh! desconcertado, frustrado, humillado hasta el polvo
sabiendo ya que en medio de esa verbosidad cuyos ecos oigo
mi yo real esté de pie, impasible, ileso, no revelado
con carcajadas irónicas a cada una de las palabras que he escrito
indicando en silencio estos cantos y, luego, la arena en que asiento mis pies.
Ahora sé que nada he comprendido, ni el objeto más pequeño
aprovechándose de mí para golpearme y para herirme
porqué me he atrevido a abrir la boca para cantar.
He oído lo que decían los charlatanes sobre el principio y el fin,
y qué ningún hombre puede comprenderlo.
La naturaleza está aquí a la vista del mar
Jamás hubo otro principio que el de ahora, ni más juventud o vejez que las de ahora,
Pero yo no hablo del principio y del fin.
Y nunca habrá otra perfección que la de ahora,
Ni más cielo o infierno que éstos de ahora.
Instinto, instinto, instinto.
Siempre el instinto procreando el mundo.
Surgen de la sombra los iguales, opuestos y complementarios, siempre sustancia y crecimiento, siempre sexo,
Siempre una red de identidades, siempre distinciones, siempre la vida fecundada.
Seguro como lo más seguro, enclavado con plomo en las columnas, abrazado al poste firme,
De nada vale trabajar con primor; cultos e ignorantes lo saben.
Fuerte como un caballo, afectuoso, soberbio, ecléctico,
Limpia y tierna es mi alma, y limpio y tierno es todo lo que no es mi alma,
Si falta uno de los dos, ambos faltan, y lo visible es prueba de lo invisible,
Hasta que se vuelva invisible y haya de ser probado a su vez.
Cada época ha humillado a las otras enseñando lo mejor y desechando lo peor,
Y yo, como conozco la perfecta justeza y la eterna constancia de las cosas,
No discuto, me callo, y me voy a bañarme para admirar mi cuerpo.
Yo y este misterio aquí estamos frente a frente.
Hermoso es cada uno de mis órganos y de mis atributos, y los de todo hombre bello y sano,
Ni una pulgada de mi cuerpo es despreciable, y ni una debe ser menos conocida que las otras.
Me siento satisfecho: miro, bailo, río, canto; vida,
Cuando mi amante compañero de lecho, que ha dormido abrazado a mí toda la noche, se va con paso quedo al despuntar el alba,
Yo las acepto con naturalidad, ¿pues habría de tasarlas hasta el último céntimo para conocer exactamente el valor de su regalo?
Dejándome cestas cubiertas con lienzos blancos que llenan con su abundancia mi casa,
Que los meses se pasan, que la tierra es fangosa, miserable y muy sucia.
Gemidos y plegarias serviles son remedios para enfermos e inválidos; quede el conformarse muy lejos de mi
Después de escudriñar en los estratos, de analizarlo todo, de hablar con los expertos y calcular minucias,
¿Quién anda por ahí anhelante, místico desnudo?
¿Cómo es que saco fuerzas de la carne que tomo?
¿Qué es un hombre, realmente? ¿Qué soy yo? ¿Qué vosotros?
Cuanto diga que es mío deberás apropiártelo.
De otra forma, escucharme sería perder tu tiempo.
No voy gimoteando a través de la tierra:
Yo me pongo el sombrero dentro y fuera de casa.
¿Por qué tengo que orar? ¿Y adorar y andar con ceremonias?
He llegado a saber que el sebo más sabroso va adherido a mis huesos.
Me veo en todos, ninguno es más que yo, ni es menos un grano de cebada.
Que no me perderé como se apaga la espiral que en la sombra traza un niño con fuego de un carbón encendido.
Todo marcha hacia mí, constantemente,
Todo me escribe y debo descifrar lo que me dice.
Sé que mi órbita no podrá ser descrita con compás de artesano,
Y no fuerzo a mi espíritu a que explique o defienda,
Pues las leyes más fijas nunca piden disculpas
Sé que soy fuerte y sano,
Sé que soy inmortal.
Sé que soy venerable,
(Después de todo no soy más orgulloso que el cimiento que sustenta mi casa),
Existo como soy, con eso basta,
Hay un mundo al que tengo por el mayor de todos, que soy yo y que lo sabe,
Si llego a mi destino, ya sea hoy ya sea dentro de millones de años,
Y si nadie lo sabe me doy por satisfecho,
Lo mismo que si todos y uno a uno lo saben,
Puedo aceptarlo ahora o seguir aguardando, con igual alegría.
La base donde apoyo mis pies es de granito,
Me río cuando dicen que puede disolverse,
Porque conozco lo que dura el tiempo.
Cosmos
" Quién contiene a la diversidad y es la Naturaleza
quién es la amplitud de la tierra y la rudeza y sexualidad de la tierra
y la gran caridad de la tierra, y también el equilibrio
quién no ha dirigido en vano su mirada por las ventanas de los ojos
o cuyo cerebro no ha dado en vano audiencia a sus mensajeros
quién contiene a los creyentes y a los incrédulos
quién, hombre o mujer, posee debidamente su trinidad de realismo
de espiritualidad y de lo estético o intelectual
quién después de haber considerado su cuerpo
encuentra que todos sus órganos y sus partes son buenos
quién, hombre o mujer, con la teoría de la tierra y de su cuerpo
comprende por sutiles analogías todas las otras teorías
quién es el amante más majestuoso
la teoría de una ciudad, de un poema
y de la vasta política de los Estados
quién cree no sólo en nuestro globo con su sol y su luna
sino en los otros globos con sus soles y sus lunas
quién hombre o mujer, al construir su casa
no para un día sino para la eternidad
ve a las razas, épocas, efemérides, generaciones.
El pasado, el futuro, morar allí, como el espacio
indisolublemente juntos. "
Hojas de hierba (fragmento)
"Creo que una brizna de hierba no es inferior a la jornada de los astros
y que la hormiga no es menos perfecta ni lo es un grano de arena...
y que el escuerzo es una obra de arte para los gustos más exigentes...
y que la articulación más pequeña de mi mano es un escarnio para todas las máquinas.
Quédate conmigo este día y esta noche y poseerás el origen de todos los poemas.
Creo en ti alma mía, el otro que soy no debe humillarse ante ti
Retoza conmigo sobre la hierba, quita el freno de tu garganta.
ni tú debes humillarte ante el otro.
(...)
Creo que podría retornar y vivir con los animales, son tan plácidos y autónomos.
Me detengo y los observo largamente.
Ninguno está descontento. Ninguno padece la manía de poseer objetos.
Ninguno se arrodilla ante otro ni ante los antepasados que vivieron hace milenios.
(...)
Debemos estar un rato juntos: me desnudo y me llevas muy lejos de la costa,
Ellos no se impacientan, ni se lamentan de su situación.
No lloran sus pecados en la oscuridad del cuarto.
No me fastidian con sus discusiones sobre sus deberes hacia Dios.
Ninguno es respetable o desdichado en toda la faz de la tierra.
Así me muestran su relación conmigo y yo la acepto.
No pregunto quién eres, eso carece de importancia para mí.
No puedes hacer ni ser más que aquello que yo te inculco. "
Y tú, mar... También a ti me entrego. Adivino lo que quieres decirme,
Desde la playa veo tus dedos que me invitan,
Y pienso que no quieres marcharte sin haberme besado.
Arrúllame y durmiendo al vaivén de tus olas,
Salpícame de espuma enamorada, que yo sabré pagarte.
Mar violento, tenaz y embravecido,
Mar de respiros profundos y revueltos,
Mar de la sal de la vida, de sepulcros dispuestos aunque no estén cavados,
Partícipe del flujo y del reflujo, cantor soy de los odios y de la dulce paz,
¿Haré sólo inventario de todos mis objetos olvidando la casa que los tiene y cobija?
No soy sólo el poeta de la bondad, acepto también serlo de lo inicuo y lo malvado,
El mal me sugestiona, y lo mismo la reforma del mal, mas sigo imperturbable.
¿Soy un inquisidor, un hombre que desprecia cuanto encuentra a su paso?
No soy más que aquel hombre que riega las raíces de todo lo que crece.
¿Pensabas que las leyes que rigen a los astros admiten ser cambiadas?
Las doctrinas flexibles nos ayudan lo mismo que ayudan las más firmes,
Ningún tiempo es más bueno para mí que este ahora que me viene a lo largo de millones de siglos.
No hay nada de asombroso en las acciones buenas de antes o de ahora,
Lo asombroso es que siempre existan los malvados o los hombres sin fe.
Rugiente mar que, a capricho, generas tempestades o calmas,
También soy como tú: con uno y muchos rostros
Cantor de los amantes que duermen abrazados
También doy testimonio del amor a mis prójimos:
¿Qué son esos discursos que nos cuentan de vicios y virtudes?
¿Te temes que la terca preñez sólo engendre tumores?
Encuentro el equilibrio en un lado lo mismo que en su opuesto.
Las ideas y acciones del presente nos despiertan y mueven,
Se borran el pasado y el presente, pues ya los he colmado y vaciado,
Ahora me dispongo a cumplir mi papel en el futuro.
Tú, que me escuchas allá arriba: ¿Qué tienes que decirme?
Mírame de frente mientras siento el olor de la tarde,
(Háblame con franqueza, no te oyen y sólo estaré contigo unos momentos.)
¿Que yo me contradigo?
Pues sí, me contradigo. Y, ¿qué?
Os vais a hablar después que me haya ido, cuando ya sea muy tarde para todo?
(Yo soy inmenso, contengo multitudes.)
Me dirijo a quienes tengo cerca y aguardo en el umbral:
¿Quién ha acabado su trabajo del día? ¿Quién terminó su cena?
¿Quién desea venirse a caminar conmigo?
Ya he dicho que el alma no vale más que el cuerpo,
Y he dicho que el cuerpo no vale más que el alma,
Y que nada, ni Dios, es más grande para uno que uno mismo,
Que aquel que camina sin amor una legua siquiera, camina amortajado hacia su propio funeral,
Que tú o yo, sin tener un centavo, podemos adquirir lo mejor de este mundo,
Que el mirar de unos ojos o el guisante en su vaina confunden el saber que los tiempos alcanzan,
Que no hay oficio ni profesión tan bajos que el joven que los siga no pueda ser un héroe,
"Que se eleve tu alma tranquila y sosegada ante un millón de mundos."
(No hay palabras capaces de expresar mi postura tranquila ante Dios y la muerte.)
Que el objeto más frágil puede servir de eje a todo el universo,
Y digo al hombre o mujer que me escucha:
Y digo a la humanidad: "No te inquietes por Dios,
Porque yo, que todo lo interrogo, no dirijo mis preguntas a Dios,
Escucho y veo a Dios en cada cosa, pero no le comprendo,
Ni entiendo que haya nada en el mundo que supere a mi yo.
¿Por qué he de desear ver a Dios mejor de lo que ahora le veo?
Veo algo de Dios cada una de las horas del día, y cada minuto que contiene esas horas,
En el rostro de los hombres y mujeres, en mi rostro que refleja el espejo, veo a Dios,
Encuentro cartas de Dios por las calles, todas ellas firmadas con su nombre,
Y las dejo en su sitio, pues sé que donde vaya
Llegarán otras cartas con igual prontitud.
Me celebro y me canto a mí mismo
Y lo que yo asuma tú también habrás de asumir,
Pues cada átomo mío es también tuyo.
Vago al azar e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo sobre la tierra,
Para contemplar un tallo de hierba.
Mi lengua, cada molécula de mi sangre formada por esta tierra y este aire.
Nacido aquí de padres cuyos padres nacieron aquí y
Cuyos padres también aquí nacieron.
A los treinta y siete años de edad, gozando de perfecta salud,
Comienzo y espero no detenerme hasta morir.
Que se callen los credos y las escuelas,
Que retrocedan un momento, conscientes de lo que son y
Sin olvidarlo nunca.
Me brindo al bien y al mal, me permito hablar hasta correr peligro.
Naturaleza sin freno, original energía.
Mientras recorro las playas que no conozco
Mientras escucho la endecha,
Las voces de los hombres y mujeres náufragos
Mientras aspiro las brisas impalpables que me asedian,
Mientras el océano, tan misterioso,
Se aproxima a mí cada vez más
Yo no soy sino un insignificante madero abandonado por la resaca,
Un puñado de arena y hojas muertas
Y me confundo con las arenas y con los restos del naufragio.
¡Oh! Desconcertado, frustrado, humillado hasta el polvo,
Oprimido por el peso de mí mismo
Pues me he atrevido a abrir la boca
Sabiendo ya que en medio de esa verbosidad cuyos ecos oigo
Jamás he sospechado qué o quién soy
A no ser que, ante todos mis arrogantes poemas,
Mi yo real esté de pie, impasible, ileso, no revelado
Señero, apartado, escarneciéndome con señas y reverencias burlonamente amables
Con carcajadas irónicas a cada una de las palabras que he escrito
Indicando en silencio estos cantos y, luego, la arena en que asiento mis pies.
Ahora sé que nada he comprendido, ni el objeto más pequeño,
Y qué ningún hombre puede comprenderlo.
La naturaleza está aquí a la vista del mar
Aprovechándose de mí para golpearme y para herirme
Porque me he atrevido a abrir la boca para cantar.
(...)
Bajad, aguas del océano de la vida,
Ya volveréis en la pleamar,
No ceses en tus gemidos, vieja madre cruel,
Llora sin término por tus hijos abandonados
Pero no temas, no me niegues,
No susurres con voz tan ronca y colérica contra mí
Cuando te toco o me aparto de ti.
Os amo tiernamente a ti y a todos,
Hago provisión para mí y para esta sombra que nos mira
Y nos sigue a mí y a lo que me pertenece.
Yo y lo mío, hileras de hierba, pequeños cadáveres,
Espuma blanca como la nieve, burbujas.
Ved cómo de mis labios muertos mana el fango al fin
Ved cómo los colores del prisma relucen y se agitan
Manojos de paja, arenas, fragmentos
Puestos a flote por muchos humores contradictorios
Por la tempestad, la calma, las tinieblas
Las olas embravecidas, pensativos, un hálito, una lágrima salobre
Una salpicadura de agua o fango
Arrojados igualmente desde las fermentaciones insondables del abismo
Uno o dos capullos marchitos, desgarrados igualmente
Flotando sobre las olas a la deriva
Igualmente para nosotros aquella endecha sollozante de la naturaleza
Nos acompaña el clangor de las trompetas en las nubes
Nosotros, caprichosos, traídos aquí no sabemos de dónde
Tendidos ante ti, tú allí arriba, caminas o te sientas,
Quienquiera que seas, también nosotros yacemos náufragos a tus pies.
Walt Whitman
Información biográfica
1. Como Adán al amanecer
2. Cómo están provistos de lo necesario
3. Creo que una brizna de hierba
4. Cuando leí el libro
5. Me celebro y me canto a mí mismo
6. Mientras recorro las playas que no conozco
7. Mira el mar infinito
8. ¡Oh capitán, mi capitán!
9. ¡Oh yo, vida!
10. Quien contiene a la diversidad
11. Yo soy aquel a quien atormenta
12. Yo tranquilo, serenamente plantado
Lugar y fecha nacimiento: Long Island, Nueva York (Estados Unidos), 31 de mayo de
1819
Lugar y fecha defunción: Camden, Nueva Jersey (Estados Unidos), 26 de marzo de 1892
(72 años)

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